2 DE DICIEMBRE | La historia de Santa Bibiana está entremezclada con leyenda. En el capítulo dedicado a la biografía del papa Simplicio del Liber Pontificalis, se narra que el papa "consagró una basílica dedicada a la santa mártir Bibiana, que contiene su cuerpo, cerca del Palatium Licianium".
Bibiana nace en una familia ilustre romana y cristiana durante el mandato del emperador Juliano el Apóstata, siendo gobernador un tal Aproniano. Aproniano, después de haber hecho asesinar a los padres de Bibiana, Flaviano di Montefiascone y Dafrosa de Roma, trató de obligar a la apostasía a sus hijas privándolas de alimento para que murieran de inanición. Demetria murió pero Bibiana sobrevivió. Se enfrentó al gobernador, quien, para debilitar su resistencia la confió a una alcahueta llamada Rufina. Bibiana no sucumbió a las tentaciones de la vida mundana y se mantuvo fiel a sus creencias. Finalmente, el gobernador ordenó que Bibiana fuera atada a una columna y flagelada. Su cuerpo fue arrojado a los perros, que no lo tocaron, y finalmente fue enterrado junto a sus padres y su hermana.
Después de su muerte, se construyó la iglesia de Santa Bibiana que fue consagrada en 467 y restaurada por el papa Honorio III en 1224. En 1626, Bernini esculpió una estatua de la santa, que permanece en su iglesia en Roma.