Las bajas tarifas y los plazos de entrega imposibles presiden el día a día de quienes se dedican profesionalmente a la traducción literaria. Su trabajo, esencial para disfrutar de la lectura y parada fundamental en el viaje de una novela, es poco conocido y aún menos reconocido. Pero se trata de mucho más que pasar palabras de una lengua a otra.
Traducir el humor es muy complejo, porque la risa viene determinada no sólo por el lenguaje, sino por muchísimas otras variables culturales.
La creación humorística y la traducción son dos actividades humanas unidas por su importante papel social, cultural, artístico e histórico. ¿Qué sería de nosotros si no pudiésemos contar alguna vez con el humor a lo largo de nuestra vida, y cómo serían las sociedades sin la presencia de la risa? ¿Qué habría sido de las diversas culturas sin la mediación de la traducción, que ha posibilitado la comunicación entre ellas, y así su enriquecimiento y desarrollo?Pero tanto la producción de humor como el proceso de traducción entrañan una gran complejidad, que se convierte en auténtico reto cuando ambas entran en contacto en la traducción del humor.