Para un espectador ya familiarizado con la película francesa, Intouchables [Intocable, 2011], verla en su nueva versión norteamericana, The Upside, recién estrenada, puede darle a menudo la impresión de uno de esos juegos que te retan a reconocer las diferencias entre dos fotos aparentemente idénticas.
La necesidad cada vez mayor de Hollywood de disponer de material nuevo ha hecho de su pasado un cementerio de propiedad intelectual machacada, así es que The Upside llega al extremo de un máximo en las versiones nuevas (“remakes”) de películas extranjeras más intensamente aplaudidas. Pero el modelo de importaciones escogidas para que tengan el dudoso honor de una segunda vida en la industria norteamericana del entretenimiento sugiere que hay motivos de preocupación en ese énfasis en lo maleable y familiar. Se compran entonces por su potencial semejanza películas que antes distinguieron por su originalidad.