Columna Por Sergio Ramírez (Premio Cervantes 2017) (Foto de portada: Rafael Trujillo. Crédito: Getty Images). El velero de cuatro palos amanece anclado en las quietas aguas de la bahía de San Juan del Sur, y los fuertes vientos de finales de diciembre lo hacen girar desde el costado de estribor hasta dejarlo de proa a la costa. Es el Sea Cloud, un buque para cruceros de lujo que puede alojar a sesenta pasajeros.
Fue botado en Bremen en 1931, encargo del magnate financiero Edward F. Hutton y su cónyuge Marjorie Merriweather Post, dueña de General Foods y emperadora del cornflake. El presidente Franklin Delano Roosevelt y su esposa Eleonora pasaron allí su luna de miel. Su primer nombre fue Hussar V, con 2.500 toneladas de registro bruto, 110 metros de eslora, 15 de manga, y 5 de calado máximo; el yate más grande del mundo para entonces, equipado con cuatro motores de 3.200 caballos, capaz de alcanzar una velocidad de 14 nudos.Pero en 1955 lo compró el Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, presidente vitalicio de la República Dominicana, y Benefactor de la Patria, Padre de la Patria Nueva, Invicto de los Ejércitos Dominicanos, Restaurador de la Independencia Financiera, Primer Agricultor Dominicano, Primer Anticomunista de América, entre sus más de veinte títulos oficiales. Se propuso él mismo para Premio Nobel de la Paz, pero con nula fortuna.