Ahora que el discurso contra el racismo y la revisión del colonialismo cobran de nuevo aliento y fuerza, es un buen momento pada leer a este combativo poeta de La Martinica. La lectura de su
Discurso sobre el colonialismo es de la que dejan huella...
Se cumplen diez años de la muerte del poeta, dramaturgo y activista político martiniqués. Césaire pensaba que “sin una concienciación cultural previa, la política no resuelve nada”. Césarie muestra incluso su condolencia por los colonizadores: "La colonización trabaja para descivilizar al colonizador, para embrutecerlo".
Aimé Césaire, el padre de la ‘negritud’ | FronteraD
Aun a costa de que el refrendo de popes como Sartre o Breton vulneran las críticas del hombre que proclamó “¡Soy negro, negro desde el fondo del cielo inmemorial!”, para combatir justamente, la palabra autorizada del amo blanco metropolitano, las citas refuerzan la importancia de un intelectual tan caído en el olvido como el propio movimiento de emancipación de la negritud que propagó –y hasta acuñó–, ahora eclipsado, al parecer, por reivindicaciones más visibles e inmediatas. Discutido hoy día por un exceso de candidez y simplificación, incluso por otros intelectuales de su misma raza –como el premio Nobel nigeriano Wole Soyinka, quien ironizando sobre el término de negritud, ha proclamado “El tigre no declara su tigritud; salta sobre su presa y la devora”–, el contexto inicial del martiniqués Aimé Fernand David Cesáire (Basse-Pointe,1913–Fort de France, 2008), de cuya muerte se cumplió una década el 17 de abril de este año, hay que situarlo en el París de entreguerras. Allí coincide, en los años 30, con quien sería siempre su amigo y correligionario en la reivindicación de la negritud, el senegalés Leopoldo Sedar Senghor, también político –más tarde presidente de su país– y poeta, y otros intelectuales negros de la burguesía africana y antillana, como el guyanés Leon Damas, con quienes funda la revista L'etudiant noir (El estudiante negro), influyente en medios universitarios. Su abuelo había sido el primer profesor negro que hubo en Martinica y su padre era inspector de Hacienda y profesor del Liceo de Fort de France. Muy culto y superdotado, al joven martiniqués no lo costó ingresar en la Escuela Normal Superior de París. Concebido como “un proyecto que intentó definir una identidad cultural y social africana y caribeña, que articulase la tradición negra con un lenguaje de vanguardia”, sería Césaire quien acuñaría el concepto en aquella publicación, para desarrollarlo, tras su retorno a Martinica, en su legendaria revista Tropiques. Al término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, el poeta se convertiría en alcalde de la capital de la Isla, primero como miembro del Partido Comunista Francés, y una década después, por desavenencias con el apoyo al estalinismo de sus correligionarios parisinos, fundando su propio partido. Durante 56 años, hasta 2001, permaneció en el cargo, simultaneándolo con su condición de poeta e intelectual de vanguardia, y dando preponderancia a la cultura, pues “sin una concienciación cultural previa –señaló– la política no resuelve nada”. Con todo, el movimiento se mantuvo álgido hasta la irrupción de las políticas involucionistas de los años sesenta, cuando la negritud se empieza a considerar anacrónica, y “demasiado teórica e idealista”.