No será por tanto de eso de lo que aquí hablemos: con lo que en los escritos de Carlos Marx haya de virulencia, de negación viva del Estado, no se podrá hacer otra cosa que leer, oír, penetrarse de ello, ejercitarse en ello: entender, no a él, sino con ayuda de él a la Realidad; aprender, no a él, sino de él; hacerse al método del análisis y el ataque, y ejercerlo y prolongarlo en una dedicación a las nuevas fuerzas y formas del Estado que se presenten .
Hablar de la revolución es por esencia reaccionario. Apotegmas sobre el marxismo | FronteraD
1. En primer lugar, si una crítica de la Realidad, una denuncia de la mentira necesaria del Estado, puede ser que de veras se enfrente con el Estado y le ataque en algún modo “desde fuera” y sobre la Realidad actúe de una manera negativa o, como se dice, revolucionaria, está claro que, viceversa, todo estudio o comentario acerca de aquella crítica y denuncia (lo mismo da aproximadamente si a su vez crítico o encomiástico) no puede menos de realizar, con el solo hecho de producirse, una reificación de la crítica (pues no se puede hablar sino de aquello que es una cosa; o si se prefiere, cosa es aquello de lo que se puede hablar) y contribuir al proceso de asimilación del ataque y denuncia del Estado, a la organización del Estado mismo. Puede ser que un texto de Marx, por ejemplo, hable de la Realidad y que esté ejecutando un análisis o disolución de sus estructuras, mientras sea el texto de Marx el que está hablando; un estudio sobre ese texto de Marx, por el contrario, estará integrando a ese texto, como objeto histórico, filosófico o literario, en el contexto de la Realidad. El hablar de lo posiblemente negativo lo convierte con certeza en positivo; el examinar objetivamente la actividad de destrucción del Estado es una actividad de reconstrucción del Estado; y hablar de la revolución es por esencia reaccionario.
2. Ya se ve pues que, en la medida que estimemos que hay en las palabras que Carlos Marx nos ha legado algo virulento y activo frente al Orden vigente, alguna luz eficaz que siga desembrollando la textura de sus mentiras, no podríamos ponernos a hablar de nada de eso en estos apotegmas, so pena de contribuir con ello al proceso de asimilación de Carlos Marx y “sus” ideas a la Realidad o Historia, proceso harto ya avanzado en nuestros días, cuando toda la burguesía occidental (aunque ‘burguesía’ es un término cada vez más indefinido y Occidente ya va siendo más o menos todo) habla de él y de “sus” ideas, los usa como políticamente rentables para sus grupos y asociaciones, económicamente rentables para sus editoriales, y en fin, como moneda corriente los maneja.