Al revés de lo que les sucede a las mujeres, los hombres sí deseamos ser objetos. Y no: estamos condenados a ser sujetos. De ahí nuestras consultas a los ‘coachs’ del ligue.
Hace poco contactaba conmigo un coach del ligue. Para quien no los conozca: son técnicos. Del cortejo. La interacción más compleja a nivel social analizada y estudiada técnicamente. Como lo oís. Pero no hay locura ni maldad en esta empresa, solo demanda. Masculina, en su mayoría.“Es el mercado, amigo”, decía Analía, citando a Rodrigo Rato. Y es que el mercado del cortejo, como campo en el que se dirime la fantasía de narcisismo desmedido del hombre no ha dejado de ser una de las cosas que más nos preocupan.A veces pienso que los hombres no terminamos de entender por qué a la mujer no le gusta el piropo, debido a que nuestra fantasía secreta pasa por ser objeto de deseo. Mirad los delirios visuales de Maluma o cualquier anuncio de perfume for men: hombres rodeados de mujeres ansiosas por tocarlos. La fantasía masculina consiste en ser objeto Nuestra condena es que solamente somos sujetos.