Brendan James (The Baffler)
De las cien primeras economías mundiales, sesenta y nueve son empresas. La planificación centralizada se ha convertido en un mecanismo para maximizar los beneficios de los superricos calienta-planetas
Stalin estaría orgulloso de Bezos
¿De qué hablan los rusos en sus consejos de Estado?, ¿de Karl Marx? No, de sistemas de programación lineal, de teorías sobre estadística, de problemas económicos y computan costos de sus transacciones e inversiones, como hacemos nosotros.
– Arthur Jensen, presidente de CCA. Un mundo implacable.
¿Qué tienen en común Jeff Bezos y Iósif Stalin? Un cierto encanto de supervillano, una fría austeridad, una disciplina de hierro, una afición por unos objetivos de producción que desloman y un saludable gusto por el terror.
No obstante, su mayor coincidencia es que tanto el Secretario General como el presidente de Amazon, Inc. edificaron dos de las economías de planificación central más grandes de la historia. Aunque claro, quizá no sea tan sorprendente: ¿qué es lo que mejor encarna el característico espíritu “hazte grande rápido” de Bezos sino el plan quinquenal? Gracias a su logística de vanguardia y a sus cadenas coordinadas de suministro, Amazon registró el año pasado un PIB de 230.000 millones de dólares. No es difícil imaginar al tío Iósif brindando por el éxito de Bezos en el gran Comité Central del cielo. En honor a la reciente reivindicación de Jared Kushner que esgrime que “el gobierno debería gestionarse como una gran empresa estadounidense”, ¡alcemos los comunistas nuestro puño en señal de solidaridad!
De hecho, como escriben Leigh Phillips y Michal Rozworski en La república popular de Walmart, Amazon no es más que una de las miles de empresas, grandes y pequeñas, que planifican sus entradas y salidas de manera centralizada. De las cien primeras economías mundiales, aproximadamente sesenta y nueve de ellas son empresas, no países, y la mayoría, por no decir todas, se planifican de manera interna. (Sears, que dividió la empresa durante la última década en un “mercado interno” de unidades competitivas, gracias a su director y devoto de Ayn Rand Eddie Lampert, está visiblemente ausente de la lista). A pesar del derrumbe de la URSS y de la doctrina mundial sobre los mercados que proliferó a renglón seguido, parece que la planificación sigue estando presente entre nosotros.