Entre ‘Banana republics’ y ‘Company countries’ se hacía democracia en Colombia y el Caribe. Un solo imperio, la United Fruit Company, represión, muerte y obsesión por la fruta amarilla. Tras 90 años de la Masacre de las bananeras, esta no debería ser una efeméride más.
Pocos sucesos de la historia tienen la carga social, política y progresista que tiene la Masacre de las bananeras para Colombia. Como en un ataúd se le ha recordado a la más importante huelga contra una empresa extranjera que se dio en el siglo XX y las voces que alrededor se presentan, han sido elegías que han sepultado la historia de los muchos obreros asesinados aquellos fatídicos 5 y 6 de diciembre de 1928. La Gran Huelga de las Bananeras, como ha sido catalogada por muchos, habría de convertirse en una enorme maraña de luces y sombras en la historia nacional y en un punzante recuerdo de lo que desde tempranas horas del siglo XX se nos venía advirtiendo: el conflicto de clase se recrudecería.LA UNITED FRUIT COMPANY: “LA REINA SIN CORONA” DEL CARIBELos grandes titulares lo han sabido cubrir muy bien: “Se cumplen 90 años de la masacre de las bananeras, evento siniestro en la historia nacional” y sin embargo siguen equivocándose. El relato que hasta hoy se nos cuenta sobre lo sucedido en aquellos convulsivos 5 y 6 de diciembre no ha logrado ser fidedigno a la memoria de aquellos quienes murieron. En un sentido complaciente, se ha consagrado la fecha como una efeméride más, como un mero acto informativo que tiene la deuda de seguir siendo contado; pero lamentablemente no ha cobrado el interés analítico por examinar cuáles fueron las relaciones objetivas y subjetivas que trágicamente confabularon dicha masacre y, en ese sentido, desentrañar lo que tras el triste telón de la muerte, la historia nos ha querido expresar.