En Francia, los cazadores forman un lobby electoral poderoso e influyente. Ojo a los de aquí, que en la extrema derecha emergente han encontrado un estridente altavoz. Son muchos y están organizados...
Este año de nuevo, y coincidiendo con el fin de temporada de caza, en treinta y una ciudades españolas saldremos a la calle, para volver a repetir NO a la caza. Y esto no será así porque un domingo al año nos guste fastidiar al colectivo de cazadores, sino porque alrededor de esta actividad, por muchos adornos que quieran ponerle, existe un halo de crueldad, sufrimiento, mentiras y medias verdades por desenmascarar y lo haremos cuantas veces sea necesario.
No a la caza - La Réplica
La caza o actividad cinegética, es legal y está regulada por medio de la ley 19/ 1990 de actividades deportivas; esto es un hecho cierto por muy discutible que pueda ser su carácter “deportivo”; sin embargo hay otras cuestiones no menos ciertas en torno a ella.
Según el informe realizado por Ecologistas en Acción “El impacto de la caza”, esta práctica afecta a más del 80% del territorio nacional, territorio que ha ido ganando extensión a base de “ocupaciones” y privatizaciones, a costa de usurpar su uso a la ciudadanía para acciones distintas a matar animales.
El mismo informe refiere hasta 31 tipos de impactos entre los que destacan: accidentes, agresiones, daños a la agricultura y ganadería, limitaciones y acoso a quienes pasean con perros, perjuicios al turismo rural, daños a bienes del Patrimonio Cultural, daños forestales, incendios y acoso inmobiliario.