Tal día como hoy, en 1889, nacía en Berlín Arthur Rosenberg, uno de los grandes pensadores políticos del siglo XX. Revolucionario y brillante historiador, se especializó en la investigación sobre la verdadera historia de la democracia.
¿De qué vivían griegos y romanos? La pregunta exige una respuesta tajante: no del arte, la ciencia y la política, sino de la agricultura, de la artesanía y del comercio. Todavía no hace cien años se hallaba muy difundida, al menos entre los estudiosos y las personas cultas, una curiosísima opinión respecto de la antigüedad, según la cual griegos y romanos habrían sido una clase de gente ideal que no tenía necesidad de dedicarse a asuntos tan viles como el trabajo y la ganancia, sino que se habrían entregado permanentemente a temas intelectuales, dedicándose a los asuntos del estado y a la contemplación de las obras de arte. Esta errónea concepción de la antigüedad está inseparablemente unida con esas otras falsas ideas acerca del número de esclavos de la época. Si se parte de la hipótesis de que tanto los griegos como los romanos habían te nido a su disposición una enorme masa de esclavos, es automático pensar que los ciudadanos libres no habrían tenido necesidad de trabajar, y habrían tenido la posibilidad de dedicarse sólo a cosas refinadas y espirituales. Esta fantasiosa imagen de la antigüedad ha sido drásticamente revisada por la crítica reciente. Existen naturalmente aún hoy día personas, incluso doctas, no influenciadas aún por estos nuevos estudios, que continúan cultivando las antiguas ideas ilusorias sobre los griegos y los romanos.La inmensa mayoría de los griegos y de los romanos no poseía ni un solo esclavo, sino que se mantenía exclusivamente de su propio trabajo, mientras las tareas domésticas eran atendidas por las mujeres y los niños.