Sin esperanza de que sirva para nada, recomiendo la lectura de Sebald. No te va a ser fácil: sus libros, traducidos todos por Anagrams, son ya difíciles de encontrar, pero la experiencia lectora vale la pena....
Cada vez me convenzo más de que la capacidad de escribir podría desaparecer social o culturalmente. Entre más traquetee la gente en sus cajas de traqueteo… (Sebald escribe a mano). Es posible que la sintaxis y la gramática desaparezcan y el idioma se convierta en algo gesticulante. Si leo a Voltaire o a autores alemanes del siglo XVIII, tengo la impresión de que […] la dependencia de una proposición a otra estaba mucho más desarrollada que en la actualidad.
En recuerdo de W. G. Sebald
“En realitat, va dir l’Austerlitz, fins que no es van sincronitzar els horaris del ferrocarril, els rellotges de Lilla o de Lieja no concordaven amb els de Gant o d’Anvers, i no havia estat fins que havien començat a coordinar-se, a mitjan del segle XIX, que el temps no havia regit implacablement els destins del món.
Norwich, diciembre de 2001. Un coche pierde el control, en una carretera secundaria, y colisiona contra un tráiler. La autopsia practicada al conductor revela un aneurisma sufrido minutos antes del accidente. También revela la identidad del hombre: se trata de Winfried Georg Sebald, profesor de literatura europea en la University of East Anglia, nacido en Wertach (Alemania), en 1944. Apenas una decena de misteriosas novelas le había valido, recientemente, a sus 57 años, la calificación de “one of the greatest living authors”. Su hija, que viajaba en el asiento de atrás, sobrevivió al desastre.
Que Sebald hizo algo nuevo con la literatura resulta evidente para cualquier lector o crítico que le haya conocido. Su prosa, pausada y punzante, mezcla de un modo imponente las convenciones del ensayo, de la novela, de la ficción y de la reflexión histórica sobre la Europa del siglo XX. Esta llega a su cumbre con la novela Austerlitz (2001), donde se cuenta la historia de alguien que, nacido en la República Checa durante la II Guerra Mundial, fue acogido para siempre por una familia inglesa. Los esfuerzos de este personaje se dividen, con igual potencia dramática, entre el descubrimiento del propio pasado y el estudio de la arquitectura y la historia reciente de las grandes capitales europeas: fortalezas, cárceles, estaciones, balnearios, casas vacías y lugares fugaces.