La literatura puede ofrecer al menos tres tipos de materiales a la ciencia social: observaciones sobre datos desconocidos, interpretaciones sobre cómo funcionan algunos mecanismos sociales y alternativas a la realidad corriente.
La literatura ha tratado a la sociología profesional con cierta crueldad. Tal vez para devolver el golpe por esa atrocidad en que a veces consiste la sociología de la literatura. A ningún autor le gusta ser leído como un “producto social”, tanto si lo suyo son las metáforas con imagen doble como los diálogos costumbristas. Con todo, la literatura le presta un servicio a la sociología hasta cuando se ríe de ella; tal vez más que nunca en ese caso. En “Los sociólogos como personajes de las novelas del siglo XX” (The American sociologist, 2001), Diane Bjorklund examina a través de las novelas en lengua inglesa la imagen popular de la sociología en EEUU. Aunque menos representados que otros científicos sociales –lo que no deja de ser un primer desprecio– no encuentra pocos ejemplos, en autores muy diversos, como D. H. Lawrence, Saul Bellow, Philip Roth, Alison Lurie, Stephen King, John Gardner y Larry McMurtry. Además, da con sociólogos de toda laya, desde marxistas a etnometodólogos. Pero de los ochenta retratos de sociólogos que ha leído, “la inmensa mayoría son desfavorables”. Los autores introducen a los sociólogos para desacreditarlos. Incluso las excepciones, asegura, se encuentran teñidas de cierta sátira. En la vida real, los sociólogos temen ser vistos, según los casos, como “acumuladores de datos estadísticos”, como “reformadores implicados” o como “teóricos complicados”; pero qué va. En lugar de eso, lo que Bjorklund encuentra en las novelas es incredulidad ante sus pretensiones de ser científicos –incluyendo las inevitables burlas de su jerga– y una insistente crítica de su carácter personal, como individuos que, en sus esfuerzos por alcanzar dichas pretensiones, se deshumanizan y deshumanizan a los demás. Se les considera demasiado poco efectivos como para hacer mucho daño… a otros que no sean ellos mismos y a su entorno próximo.