Hace varios años, el Festival de Cine de Roma invitó a Sean Connery a un encuentro público y se proyectó para la ocasión uno de sus documentales, que no se había visto antes, me parece, en Italia: The Bowler and the Bunnet.
Sean Connery, agente secreto de la clase obrera
Hace varios años, el Festival de Cine de Roma invitó a Sean Connery a un encuentro público y se proyectó para la ocasión uno de sus documentales, que no se había visto antes, me parece, en Italia: The Bowler and the Bunnet. Era un documental de 1967 sobre la crisis de los astilleros en Escocia y el intento de encontrar una buena solución en el conflicto entre los ejecutivos (“bowler hats” [“sombrero hongo”]) y los trabajadores (“the bunnet” [“bonete”], la típica gorra escocesa).
Y Sean, en ese raro papel de director de cine (con el que realizó solo una película más, sobre Edimburgo), narra la historia moviéndose por la ciudad y los astilleros, entremezclada con escenas en las que juega al fútbol con los trabajadores. No era esto simplemente una nota a pie de página, decía mucho de Sir Thomas (como su abuelo, de acuerdo con la tradición) Sean Connery.