El final del Antiguo Régimen hizo que el privilegio de ser servido en la mesa se popularizara. Comer alimentos cocinados facilitó la moderna división sexual del trabajo. Son solo dos muescas en la larga historia de cómo la política, la historia y la gastronomía se han relacionado.
La tesis es llamativa y merece el titular: todos los restaurantes, tal cual los conocemos hoy, son los descendientes de aquellos surgidos de la Revolución Francesa en 1789, una consecuencia imprevista de esa toma de la Bastilla que acabó con el Antiguo Régimen. Es lo que asegura el periodista Óscar Caballero en su libro Comer es una historia (Planeta Gastro, 2018), donde defiende la “evidencia” de que “al cortar la cabeza del noble o mandarlo al exilio —en el que, caso curioso, muchos de ellos, en Londres, se reciclaron como preparadores de ensaladas, porque ya dominaban el arte de la vinagreta y de mezclar las hojas y la emulsión—, la Revolución Francesa dejó sin trabajo a una pléyade de cocineros”. Según Caballero, esos “desocupados” tuvieron que fabricarse el nuevo puesto de trabajo, que instalarían en un local en el que se reunirían los tres elementos que desde entonces definirán al restaurante: bodega, sala y cocina.
“La fraternidad es el afecto de la unión con el mismo fin, es reconocer que todo lo hace nuestro valor y el de los demás proviene del fin común”.Ernst Bloch, Droit naturel et dignité humaine, (1961) Payot, 172.
Hablar de la Gran Revolución, como se le llamó hasta principios del siglo XX, se ha convertido en peligroso, por lo que ha sido calumniada: el bicentenario de 1989 la condenó, como se pretendía en matriz de los totalitarismos, ¡en plural! del siglo XX...¡Pero es la Declaración de los derechos humanos lo que se elimina! ¡Y sin embargo, existe! Y son esos derechos declarados los que contiene el lema de la Revolución, Libertad, igualdad, fraternidad: los tres colores forman un círculo que la fraternidad unifica a cada paso, situando la paz como el fin de la constitución de los derechos del hombre y del ciudadano, tanto interna como externamente.