Se cumplen 102 años del levantamiento de las mujeres obreras que trabajaban a destajo en las fábricas malagueñas, ya fuese en el envase de pescado o el despalillo de la pasa, y marcharon pidiendo una bajada en los precios del pan. Mujeres que demostraron que lo personal es político.
A falta de pan en Málaga, ya no eran buenas (ni había) las tortas. En un enero como este de 1918, pero seguramente con un frío que calaba todavía más fuerte, al grito de “¡Tenemos hambre!”, más de 800 mujeres llenaron las calles de la ciudad. Es como se conoce a “La Rebelión de las Faeneras”. “Mujeres de las clases populares que trabajaban a destajo, por temporadas, explotadas en fábricas, al solano de la calle, donde fuese, se plantan ante el hambre y ante quien lo provoca y comienzan unas manifestaciones que fueron desde el 8 de enero hasta el 31 del mismo mes”, cuenta la historiadora María Dolores Ramos Palomo, catedrática de la Universidad pública malagueña en Historia Contemporánea, en un acto organizado por la Plataforma en Memoria de las Faeneras de Málaga.La pobreza azotaba Málaga. La situación era insostenible en un momento en el que se debatía la I Guerra Mundial y España se posicionaba como neutral. La economía de guerra sirvió a nuestro país para llegar donde otros no lo hacían, así que los comerciantes aprovecharon para vender productos de primera necesidad como alimentos y de abrigo. De esta forma, los ricos se hicieron más ricos a costa de un desequilibrio de precios y salarios que afectaba principalmente a las clases populares. La gota que colmó el vaso fue la subida de pan de 0,30 pesetas el kilogramo a 0,55 del tirón.“Hasta aquí hemos llegado” fue el golpe de las mujeres que con salarios de entre 3,50 y 1,50 pesetas al día (sufrían) por jornadas de trabajo de hasta 11 horas, en una sociedad en la que la brecha salarial ya era una realidad. “Este acontecimiento también fue un cambio en la perspectiva de la sociedad, ya que fueron las mujeres las que tomaron conciencia y salieron de los espacios privados al espacio público para hacerse dueñas de las calles de Málaga”, explica Ramos.