Ya no se estilan declaraciones de amor lector como esta, de Marta Bassols, dedicada a la poeta rusa Marina Tsvietáieva
-he leído de ella un cumplido ramillete de poemss: impresionantes-. He disfrutado mucho.
Poesía y guerra: en el cielo y en la tierra
Estoy leyendo Rusia. Literatura o vida a borbotones o tragedia. Todo lo que hay traducido a mi alcance de ella. La autora. Marina Tsvietáieva. No sé si hubo algún momento histórico en el que no doliera ser poeta. Supongo que cuando duele escribir (o eso creo) no va de versos sino de euros, marcos, francos, pesetas. Pero pobre Marina, escribir y rimar y no poder no hacerlo. En plena guerra. En plena revolución bolchevique. Y encima, ser madre y esposa, y amante insatisfecha y ávida de amor y sensualidad y presencia y besos. Pero también abnegada y enamorada de casi todo. De haber creído en la revolución y haber tenido que huir de ella y sobre todo ser libre e indomable y fiel a su espíritu y ahorcarse antes del cuello que acallar su propia voz, que yo aún grito cuando leo. No pertenecer al partido, no pertenecer, ni entonces, ni desde aquí y ahora poder incluir su prosa autobiográfica en ningún movimiento.
Creo que estudié ruso por ella, sin siquiera saber que existía, como aprendí algunas migajas de alemán antes de vivir en Alemania con Rilke, a quien ella tanto admira.