"Quadern gris", de Josep Pla, es quizá la obra cumbre de la literatura catalana del siglo XX y una de las joyas de la historia de la memorialística española
En estos tiempos de pandemias globales, respecto a la inmediatez de la comunicación, claro está, porque toda pandemia es global, donde filosófos coreanos residentes en Berlín o escritores de novelas de éxito mid cult como Alessandro Baricco nos avisan, el primero de probablemente el recorte de libertades democráticas en Occidente una vez superada la pandemia con la excusa de la eficacia del sistema chino y el otro, italiano, es decir, el país que se considera ahora el epicentro de la susodicha, con la intuición de que el modelo liberal va a tocar fin después de esto pues los gobiernos se verán obligados a volver sus ojos a modelos provenientes de las posguerras, vale decir, de reconstrucción nacional. En estos tiempos en que, por analogía, se recomiendan libros que han tratado de una u otra manera casos como el que nos ocupa: La peste, de Albert Camus; El año de la peste, de Daniel Defoe; El Decamerón, de Bocaccio, que en cierta manera inauguró, como en otro orden de cosas lo hizo el Templete de Bramante, el Renacimiento, me viene a las mientes el libro que mejor haya reflejado la pandemia de "gripe española" que asoló Europa en el 1918 y se llevó 15 millones de muertos. Me refiero al Quadern Gris, quizá la obra cumbre de la literatura catalana del siglo XX y una de las joyas de la historia de la memorialística española.“18 de marzo- como hay tanta gripe, han tenido que clausurar la Universidad. Desde entonces mi hermano y yo vivimos en casa, en Palafrugell, con la familia. Somos dos estudiantes ociosos. A mi hermano, que es un gran aficionado a jugar al fútbol, a pesar de haberse roto ya un brazo y una pierna, lo veo solamente a la hora de comer. Él hace su vida. Yo voy tirando. No añoro Barcelona y menos aún la Universidad. La vida de pueblo, con los amigos que tengo aquí, me gusta.” Así comienza un clásico imprescindible de nuestras letras, cuando un joven Pla de 21 años tiene que irse a su pueblo porque la gripe, esa terrible pandemia que adquirió en Europa un adjetivo siniestro con el añadido de “española”, en realidad venía de Kansas, asolaba el país dejando miles de muertos. Pla comenzó a escribir este diaterio a los 21 años y como permaneció inédito durante muchos años, siempre adquirió un deje legendario.
“18 de marzo- como hay tanta gripe, han tenido que clausurar la Universidad. Desde entonces mi hermano y yo vivimos en casa, en Palafrugell, con la familia. Somos dos estudiantes ociosos. A mi hermano, que es un gran aficionado a jugar al fútbol, a pesar de haberse roto ya un brazo y una pierna, lo veo solamente a la hora de comer. Él hace su vida. Yo voy tirando. No añoro Barcelona y menos aún la Universidad. La vida de pueblo, con los amigos que tengo aquí, me gusta.”