Dos apuntes: Muchos campos de refugiados se han convertido en asentamientos fijos, que generan fenómenos urbanos, como esta radio. Frente a la desolación de los grandes Media monopolistas, estos medios comunitarios devuelven al periodismo la dignidad perdida.
En el campo de refugiados de Dzaleka, donde ya viven casi 40.000 personas, se juntan las historias de miedo y horror, pero una veintena de refugiados ha encontrado una válvula de escape: hacer periodismo para toda la comunidad a través de una radio local.
Radio Dzaleka, periodismo como terapia para los refugiados en Malawi
Raphael agarra el micro, espera unos segundos y, cuando la luz se pone en verde, comienza a locutar los resultados de los últimos partidos de fútbol. Primero los de las ligas de Malawi, Congo y Ruanda. Después los de la inglesa, la española y la italiana. El sol luce fuerte en una calurosa mañana de sábado, una de las muchas que se viven en el campo de refugiados de Dzaleka, en Dowa, a unos 40 kilómetros de Lilongwe, la capital de Malawi.
La pecera de la radio destaca por su sencillez; en unos cinco metros cuadrados cabe una mesa central con tres micrófonos, otra algo más pequeña donde reposan un ordenador y una humilde mesa de mezclas y cuatro sillas, una de ellas sin respaldo. “A la gente aquí le gusta mucho el fútbol, por eso tenemos varios programas de deportes”, dice Raphael durante una pausa, que dura poco, por lo que enseguida se vuelve a poner unos raídos auriculares y prosigue con la narración.