Ahora estamos todos aquí atrancados, apapahostiados, no hacemos nada y vamos de mal en peor. A mí me da vergüenza el país que estoy dejando para mis hijos y para mis nietos. Hoy nadie se mueve para nada. Yo ya tengo muchos años y el corazón fastidiado, pero si tengo que salir otra vez a la loita, salgo. No me arrepiento de nada. Mi marido tiene hoy una pensión digna gracias á loita.
El corazón le falló por primera vez cuando A Rabuxa no había cumplido los veinte años. La tuvieron que abrir el pecho e implantarle una válvula. Después se sucedieron más complicaciones y quirófanos y por eso, cuando empezó a loita (la lucha), algunos compañeiros le recomendaban quedarse en casa con los niños, no ir a prender neumáticos a las carreteras ni a abordar catamaranes ni a darse de palos con la policía. Pero A Rabuxa no hacía caso. Y así, Fina Santos, pues esa es su gracia, se convirtió en una de las mujeres más activas del movimiento marinero gallego que, en las décadas 80 y 90, luchó en los despachos, y con huelgas y fuego, por un convenio digno para los pescadores cefalopoderos que faenaban en el banco canario-sahariano. Hasta allí se embarcaban el marido y el padre de Fina. Toda la genealogía de Fina viene del mar. Ellos fundaron Mariñeiros en Loita (marineros en lucha). Sus mujeres crearon Rosa dos Ventos. Juntos planearon sabotajes, organizaron piquetes, cortes de carreteras, vías de tren e incluso pistas aeroportuarias, asaltaron centros comerciales y hasta abordaron un barco de la Unión Europea. (...)Pero te he preguntado por violencia. ¿Consideras esto violencia?No. Es algo necesario en cualquier lucha. De otra forma, no te escuchan. Ahora estamos todos aquí atrancados, apapahostiados, no hacemos nada y vamos de mal en peor. A mí me da vergüenza el país que estoy dejando para mis hijos y para mis nietos. Hoy nadie se mueve para nada. Yo ya tengo muchos años y el corazón fastidiado, pero si tengo que salir otra vez a la loita, salgo. No me arrepiento de nada. Mi marido tiene hoy una pensión digna gracias á loita.