Concepción cortazariana del almanaqueCortázar habla de jaguares diminutos: los cotidianos, aquellos cuyo zarpazo subyace en los actos más rutinarios como el de untar una tostada; y están los "pavorosos que surgen en la noche” o aquellos “cuyo tamaño sobrepasa nuestro pobre entendimiento”
Y además, por otro lado, la anatomía ya no existía en el arte,había que reinventarla y ejecutar su propio asesinatocon la ciencia y el método de un gran cirujanoGuillaume ApollinaireEn una carta dirigida a su amiga Graciela de Sola, el 30 de julio de 1966, desde Saignon, Cortázar habla de su primera obra collage, en proceso de elaboración, como un libro que “irritará a los famas y encantará a algunos cronopios”, y explica que La vuelta al día en ochenta mundos:“será una especie de almanaque o de baúl de sastre, pero prefiero el primer término porque no les tengo simpatía a los sastres y en cambio toda mi infancia estuvo iluminada por El almanaque del mensajero, del que quizá quede algún ejemplar en su casa (hay que mirar en los muebles viejos, en los sótanos)” Más adelante, en una entrevista con Caparrós, Cortázar hablaría de sus dos misceláneas (La vuelta al día y Último round) de esta forma:“Son los que yo llamaba los ‘libros-almanaques’, porque vienen de la fascinación que yo tenía de chico por los almanaques. Como el Almanaque del Mensajero que mi madre compraba; no sé si todavía se publica, era sobre todo para los provincianos. Era una maravilla para un niño, tenía calendarios, las fases de la luna, las mareas, recetas de cocina, consejos de jardinería, medicina del hogar, cuentitos, poemas, y todo en un libraco así, de 300 páginas. Entonces, cuando hice La vuelta… y Último round, que eran materiales muy heteróclitos, los llamé los libros-almanaques”.Tras Rayuela y el experimento 62, el paso siguiente en la construcción implacable del túnel contra el fetiche tenía que pasar por una inmersión completa en el mandala, es decir, el intento de reunir, no sólo en el contenido, sino en la estructura y formato del libro, los elementos necesarios para conformar un mandala en cuyo centro pudiera trazarse una vía de escape y ruptura en favor del intersticio.
Y además, por otro lado, la anatomía ya no existía en el arte,había que reinventarla y ejecutar su propio asesinatocon la ciencia y el método de un gran cirujanoGuillaume Apollinaire