Hace unos días una movilización feminista tomó las calles de la Ciudad de México, bajo la consigna #
NoMeCuidanMeViolan, después de que se diera a conocer la noticia de que los cuatro policías acusados de violar a una adolescente en la Alcaldía de Azcapotzalco habían sido liberados. Ana Masiello es conservadora restauradora y escribe desde la Argentina sobre las pintadas (o graffitis) que dan testimonio de los reclamos y del paso de las feministas sobre los muros de ciertos edificios públicos y el movimiento de "restauradoras con glitter", que toma fuerza con una propuesta concreta: borrar las pintadas cuando las violencias machistas hayan sido erradicadas.
Restauradoras con glitter: las pintadas y graffitis como patrimonio
En los registros fotográficos y audiovisuales que llegan desde Ciudad de México aparecen el glitter, los pañuelos verdes y los mismos cánticos que en las marchas argentinas. Esa transnacionalización tiene una lógica: las violencias machistas atraviesan a toda la región y el feminismo traza sus propios puentes, que no conocen fronteras y genera sus propios códigos. Parte de lo sucedido el último 16 de agosto -que como conservadora/restauradora me interesa especialmente y que también encuentra su espejo en el relato local- tiene que ver con las pintadas (o graffitis) que dan testimonio de los reclamos y del paso de las feministas sobre los muros de ciertos edificios públicos.
En el caso de Ciudad de México el punto climático del conflicto fue en el “Ángel de la Independencia”, lugar emblemático de la movilización social, así como para nosotrxs puede ser Plaza de Mayo. Hoy en este paradigmático monumento se lee:
México feminicida en letras negras.