Interesante y descorazonador artículo de Ignacio Pizzo, médico generalista argentino en la Casa de los niños de Avellaneda.
Las 10 plagas, fenómenos esparcidos por fuerzas sobrenaturales, azotarían a Egipto. Anuncios hechos por Moisés y Aarón al Faraón. En el Antiguo Testamento y la Torá, se relata que Dios envió calamidades a los egipcios para que el monarca liberara a un pueblo oprimido. La narración aparece en el segundo libro del Pentateuco, el Éxodo. Al parecer el pecado del opresor se paga con pestes
El nuevo decálogo
En el comienzo de la segunda década del segundo milenio, la enfermedad se factura por medios de comunicación comerciales y se venden barbijos para cuidarnos de nuestros congéneres. Es Coronavirus en 2020, fue Gripe A H1N1 en 2009. La prensa invita a salvarnos.
No hay duda: existe un brote epidémico viral, el alerta es legítimo. Los virus cohabitan con la humanidad. No obstante lejos del maleficio del nuevo testamento y de dioses vengativos, o de la retórica apocalíptica mediática, un nuevo decálogo postmoderno que no tiene fin, con diez tipos de azotes, en forma de peste, epidemia o pandemia al modo argentino no alimenta el morbo sensacionalista. Ese morbo que aporta más individualismo para temer a quien tose o tenga un mosquito posado en su cuello.
No hay Dios más terrenal que la acumulación de riqueza, no hay otra pandemia más temeraria que el hambre a gran escala, traducida eufemísticamente como desigualdad. Hay crímenes y hay responsables. La biblia no anunció el capitalismo. Que se sigue construyendo a diario sobre el desprecio del distinto. Y nos tiene a nosotros, en tanto sujetos históricos, como perpetradores de esa construcción.